Se acerca julio de 2017, fecha en la que se cumplirán los primeros 50 años de vida como Cantón. Se cierra una etapa muy importante en la que fundamentalmente los ecuatorianos provenientes de todos los rincones de la patria sentamos las bases sobre las que se levanta la Provincia Tsachila. El porvenir se lo ve halagüeño entre otras cosas por el inminente recambio generacional que augura nuevas visiones de gente equipada con nuevas herramientas y con claridad respecto al camino por recorrer. Sin embargo, ese futuro tiene que erigirse sobre el reconocimiento a los forjadores de este pueblo y en ese sentido, vale la pena hacer un esfuerzo por precautelar las manifestaciones de esa etapa de nuestra historia.
Por ley, todos los bienes que superen los 50 años forman parte del Patrimonio Cultural del Cantón y en Santo Domingo existen varios bienes que entran en esa categoría. El edificio Hualpa data del año 60 y es la primera construcción hecha con hormigón. El primer edificio de los bomberos fue construido con el aporte de la ciudadanía, allá por 1963; la Casa del Pueblo tiene los mismos años y aunque ha sido remodelada varias veces, se han conservado sus rasgos originales; el Hotel Zaracay se inauguró por esos años; la iglesia matriz, el Banco de Fomento, la casa de hacienda de la familia Ruiz en el aeropuerto, varias casas en la Carolina, en el colorado, en la Padres de Familia, son algunos de los hitos arquitectónicos de esa época que vale la pena conservarlos para conocimiento de las nuevas generaciones. Un primer paso puede ser el incorporar en nuestro Municipio un Departamento que asuma la tarea de inventariar y formular las políticas públicas que garanticen el rescate y la conservación de todos los bienes patrimoniales.
Artículo publicado originalmente en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 11.04.2016
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Compartimos el sentir santodomingueño, por eso opinamos sobre él. Aquí presentamos desde hace 10 años, información que nos ayuden a entender nuestra ciudad, provincia y región.
lunes, 18 de abril de 2016
Patrimonio cultural
miércoles, 6 de abril de 2016
Peso político
Hasta hace poco era tradicional que el Presidente de la República reparta cheques con motivo de las fiestas de un pueblo así como que se instauren privilegios desde el Congreso, en función del peso político de un sector.
Cuando empezó este gobierno se anunció que se corregían la serie de distorsiones que tenía la elaboración del presupuesto del Estado; en su defecto se anunciaba el reparto de la riqueza nacional con espíritu de solidaridad y equidad, con énfasis en la planificación y en criterios técnicos.
Pese a los innegables avances en términos de planificación, no es menos cierto que hay grandes excepciones en las que de nuevo entra en juego el peso político de una región para merecer atención. Bien por Guayaquil que tiene su inmenso parque urbano con recursos del Estado; bien por la disputa para construir un nuevo puente sobre el río Guayas. Bien por Esmeraldas donde se ha construido un puerto pesquero, una vía perimetral, la vía al aeropuerto y una plataforma logística de primera; bien por Quito, Cuenca, Manta y otras ciudades que han recibido recursos más allá de los establecidos para el resto del Ecuador.
El peso político de una región pasa por sus autoridades, pero también por la fuerza de la sociedad. Nuestro déficit de servicios requiere de ingentes inversiones del Estado, pero no hemos sido atendidos, lo que evidencia que no estamos organizados ni tenemos líderes. ¿Quién ha reaccionado frente al hecho de que en lo administrativo nos hayan reducido a una dependencia de Portoviejo? ¿Quién ha reclamado por la falta de colegios? Nos negaron la Universidad y no dijimos nada, así como no hemos dicho nada por la carretera hacia Alóag o hacia Quevedo, ni hemos hecho oír nuestra voz por La Concordia y por las parroquias rurales.
Artículo publicado originalmente en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 04.04.2016
Cuando empezó este gobierno se anunció que se corregían la serie de distorsiones que tenía la elaboración del presupuesto del Estado; en su defecto se anunciaba el reparto de la riqueza nacional con espíritu de solidaridad y equidad, con énfasis en la planificación y en criterios técnicos.
Pese a los innegables avances en términos de planificación, no es menos cierto que hay grandes excepciones en las que de nuevo entra en juego el peso político de una región para merecer atención. Bien por Guayaquil que tiene su inmenso parque urbano con recursos del Estado; bien por la disputa para construir un nuevo puente sobre el río Guayas. Bien por Esmeraldas donde se ha construido un puerto pesquero, una vía perimetral, la vía al aeropuerto y una plataforma logística de primera; bien por Quito, Cuenca, Manta y otras ciudades que han recibido recursos más allá de los establecidos para el resto del Ecuador.
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Fuente: Página Facebook del Dr. L. Olaya |
El peso político de una región pasa por sus autoridades, pero también por la fuerza de la sociedad. Nuestro déficit de servicios requiere de ingentes inversiones del Estado, pero no hemos sido atendidos, lo que evidencia que no estamos organizados ni tenemos líderes. ¿Quién ha reaccionado frente al hecho de que en lo administrativo nos hayan reducido a una dependencia de Portoviejo? ¿Quién ha reclamado por la falta de colegios? Nos negaron la Universidad y no dijimos nada, así como no hemos dicho nada por la carretera hacia Alóag o hacia Quevedo, ni hemos hecho oír nuestra voz por La Concordia y por las parroquias rurales.
Artículo publicado originalmente en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 04.04.2016
lunes, 28 de marzo de 2016
Los GADS provinciales
La columna de los viernes se hacía
eco del pedido de las Juntas Parroquiales que plantea que sea el área rural la
que elija al Prefecto. Parece lógico el pedido, si consideramos que las
competencias que se le han concedido restringen exclusivamente su actividad
para ese sector. Cuando empezó nuestra vida republicana, la organización del
estado partió de un gobierno central y de los cabildos Municipales; ya entrado
el siglo veinte aparece lo que se denominaba hasta hace poco el Consejo
Provincial. Ha desaparecido como forma de gobierno y vuelto a aparecer por lo
menos en dos oportunidades, básicamente porque se percibe superposición de
roles con los municipios y los Gads Parroquiales, especialmente ahora que hemos
definido claramente las competencias de cada nivel de gobierno.
Hay una propuesta de
Regionalización que asigna un rol diferente a los Consejos Provinciales, pero
que no se ha implementado y a estas alturas vale la pena preguntar si esa
propuesta sigue en pie o ha sido archivada; mientras tanto, el rol de los
Consejos parece forzado, puesto que la
superposición se mantiene. Muchos explican su existencia por una necesidad
política del sistema, que requiere espacios para promover a sus cuadros.
Visto el caso desde la teoría de
la Planificación, los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD´s) Provinciales difícilmente encuentran justificación,
pero no es menos cierto que ante la pesadez del Estado, muchos ecuatorianos han
recibido el beneficio de su presencia. Hay varios ejemplos de Gobiernos
Provinciales que han marcado la diferencia, en cuanto a vías, regadío, fomento
de la producción, etc. Nosotros le pusimos mucha fe a la provincialización y
sin duda resultó efectiva en muchas cosas. Nos queda pendiente a la tarea de un balance objetivo de nuestro
Gobierno provincial.
Artículo publicado originalmente en diario La Hora 28.03.2016
viernes, 22 de enero de 2016
Dolencia principal de los gobiernos locales en Ecuador
La descentralización ha sido un tema que tuvo mucho énfasis en la década pasada. En los corrillos académicos se dedicaron muchas horas a pensar en las formas de romper el centralismo y llevar la democracia a los territorios, como ahora se dice para referirse a las unidades administrativas del Estado.
El debate del tema condujo a que a través de la ley se pretenda elevar el nivel político de los gobiernos seccionales, dándoles categoría de Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD). En la práctica, una vez que ha transcurrido cerca de una década, solo unos pocos gobiernos locales hacen honor a ese nombre, mientras la mayoría todavía siguen en la categoría de deficitarios proveedores de servicios, a la antigua usanza de los Ilustres Municipios y Honorables Consejos Provinciales, como antes se denominaban.
En el Ecuador, tradicionalmente deben reconocerse tres centros de la política de “primera categoría” que son Quito, Guayaquil y Cuenca. En el resto del territorio se hace política de segunda, de tercera y hasta de cuarta categoría. Las tres principales ciudades del Ecuador tienen Gobiernos locales muy fuertes, que se caracterizan por dos cosas: un alto nivel de debate político y un alto nivel técnico de los equipos administrativos. Hay que establecer que históricamente ellos disfrutan del hecho de ser núcleos de importantes regiones y que por lo mismo se nutren de lo mejor que tienen sus respectivas áreas de influencia, lo que les ha permitido desarrollar una importante institucionalidad que a su vez es la semilla de un tejido social sólido, aspecto que no es fácil de encontrar en otros territorios.
Si nos detenemos en el análisis de la forma como funcionan la mayoría de los municipios, excepción hecha de las tres principales ciudades, vamos a encontrar que las fortalezas de los Municipios grandes no pueden replicarse en estos territorios. No hay debate político y los cuadros administrativos no alcanzan el nivel adecuado. El nivel del debate político indudablemente es responsabilidad de la sociedad. Qué puede esperarse de una sociedad sin partidos políticos, sin gremios de profesionales, sin instituciones sólidas? No solo ausencia de debate político, sino más bien prevalencia de la chismografía. En ese contexto se explica que el nivel de los representantes a los gobiernos locales sea deplorable, porque no surgen de ningún proceso social, sino que llegan al cargo sustentados en su popularidad. En lo administrativo, prevalece el amiguismo, la deuda de campaña y en consecuencia se llenan los cuadros por compromisos, sumado a una proverbial costumbre de no tener cultura de planificación, peor de evaluación. El resultado final arroja que los gobiernos locales ecuatorianos se caracterizan por el protagonismo desmesurado que alcanza una autoridad que gobierna sin un contrapeso real, lo que fomenta el populismo y la politiquería.
Mientras tanto, el fenómeno de la urbanización sigue creciendo. En la actualidad, casi dos tercios de la población vive en ciudades, lo que implica que en gran medida, la suerte de la mayoría de ecuatorianos depende de las ejecutorias de un Alcalde o Prefecto, que a su vez debe enfrentar un escenario de demandas crecientes, en el que debemos responder con cosas que van más allá de la simple obra de cemento. Compleja realidad.
Ahora que el calendario nos marca el inicio de un año electoral, lo deseable sería ver algún avance cualitativo en los partidos políticos, que tienen el privilegio otorgado por la ley de ponernos el menú del que debemos escoger a nuestros representantes. Esperemos que no sean solo el griterío y la demostración de capacidad económica para contratar seguidores los argumentos para intentar convencernos de que les demos nuestro voto.
Ojala también que la gente pida que junto con la camiseta, el candidato muestre el plan con el que aspira que nuestra realidad cambie para bien.
Por: Arq. Víctor Hugo Torres Egas
Enero 22 del 2016
viernes, 13 de noviembre de 2015
Balance de nuestra provincia
Si
partimos de que la provincialización se planteó desde la fórmula de a mayor
presencia estatal, mayor posibilidades de desarrollo local, a los ocho años de
ser provincia podemos constatar que existe mayor presencia de infraestructura,
lo que nos lleva a afirmar que varios de los justificativos para su creación se
han alcanzado.
Hoy
contamos con nueva vialidad rural e
interprovincial, un hospital nuevo y otro ampliado, así como también nuevos
despachos ministeriales y judiciales que expresan el aumento de la oferta de
servicios desde el estado en esta región. Que La Concordia posea hoy la jerarquía
de cantón representa otro valioso logro en ese sentido.
Sin
duda el pueblo de Santo Domingo tuvo razón cuando planteo la premisa inicial,
pero no es menos cierto que no hemos alcanzado todavía el ideal del desarrollo
local y bien vale la pena ensayar algunas reflexiones sobre cómo aprovechar los
talentos recibidos para gestionar el progreso de esta provincia, en condiciones
de equidad social.
Es
preocupante el hecho de que miles de santodomingueños han dejado la provincia en
busca de oportunidades en otras ciudades e incluso en el exterior. Preocupa el
elevado nivel de inseguridad presente en la región. Preocupa que en diversos estudios
sobre pobreza urbana y rural elaborados por académicos y por entidades estatales
figuremos hoy como una región de intervención prioritaria, debido a nuestra
precaria situación. Cuando se constata que cientos de campesinos abandonaron el
campo en los últimos veinte años o cuando se puede apreciar que numerosos predios
rurales han sido puestos en venta es señal de que algo sucede. En estas
circunstancias vale la pena preguntarse, ¿El modelo propuesto para dirigir la
provincia es el adecuado? ¿Estamos generando esperanza para nuestros habitantes?
La
infraestructura es necesaria sin duda, pero falta plantear el fin que se le
quiere dar. La presencia estatal es importante así como la inversión privada,
pero ambas requieren de un talento humano que dinamice su accionar. Cuando
queríamos ser provincia, deseábamos una provincia innovadora, segura, eficiente,
solidaria, una provincia distinta, un ejemplo a nivel nacional y vemos que para
eso aún nos falta.
Hoy que
el mundo habla de sostenibilidad es necesario volver la mirada entre nosotros
para pensar en cómo involucrarnos en un desarrollo sostenible tanto rural como
urbano. Lograrlo requiere una alianza local donde lo público y privado reconozcan
que es posible hacerlo mejor, con calidad y respetuosos de la legislación
ambiental.
Es necesario
reconocer que lo agropecuario ya no es posible como hace treinta años y es preciso
un cambio. Salta a la vista que se vuelve estratégica la necesidad de agruparse,
como en tiempos de la colonización, lo que nos permitiría ser competitivos
frente al poder de empresas e inversionistas. Tanto en lo urbano como en lo rural
se requiere conocer experiencias exitosas que permitan estar al tanto de cómo
resolver cuestiones referentes a transporte público, seguridad, vivienda,
educación, entre otras en las que evidenciamos deficiencias.
Si
bien de la lista de los motivos para ser provincia ya hemos tachado un par de
ellos, aún queda tarea pendiente. Crear alianzas y formar capital humano acorde
a nuestros días resaltan como urgentes. Como vemos los ocho primeros años de
provincia representan un primer paso de un caminar que recién empieza y que
requiere de su aporte para llegar al destino de ser una provincia socialmente justa.
***
Análisis de Víctor Hugo Torres López (@hugotapir), para Diario La Hora, Edición especial del 6 de Noviembre de 2015 con motivo de los 8 años de provincializacion.
sábado, 24 de octubre de 2015
Provincialización y Provincializadores
El seis de noviembre se celebra tanto la cantonización de La Concordia como la provincialización de
Santo Domingo de los Tsáchilas. Con el fin de reconstruir una parte de la
historia de nuestra localidad me permito reproducir las palabras del Ing. Jorge
Yumbla León para su amigo Galo Luzuriaga
Riofrío en la Catedral del Santo Domingo
el 20 de febrero del 2012, cuando con motivo de su sepelio se recordaron junto
a su memoria, algunos acontecimientos y actores del proceso cívico llevado a
cabo a lo largo de cuatro décadas hasta alcanzar su objetivo.
La reproducción de este texto es a su vez un homenaje a la
memoria de Jorge Yumbla quién falleció dos años mas tarde, el 21 de agosto del
2014.
Puede parecer extraño que se recuerde con motivo de las fiestas
de la provincia a personas fallecidas hace no mucho, y probablemente lo es, si no
sabemos que esta celebración solo es posible porque ellos son parte de tantos quienes trabajaron
para conseguir su creación. Por eso creo que en fechas como esta, vale la pena recordar
el esfuerzo y ánimo entregado por quienes creyeron en esta causa común llamada
provincia, hacerlo es también una forma de ser justos con la historia de
nuestra joven provincia.
De esta manera este blog hace un tributo a la Provincia de
Santo Domingo de los Tsáchilas en su octavo aniversario. Como siempre esperamos
que lectura sea de su agrado y esperamos en lo posible sus comentarios.
El Editor
A modo de despedida
Hace más de treinta años me uní a la marcha por la provincialización de Santo Domingo promovida por Galo Luzuriaga Riofrío. En ese largo recorrido vivimos cientos de situaciones unas solemnes y otras no tanto, unas amargas y otras sabrosas. Ojalá que un día pueda contar mil detalles. Por ahora quiero contarles tres cosas.
Jorge Yumbla durante una visita al bosque "La Perla". |
La segunda cosa a la me quiero referir es a un hecho que nos quitó el sueño durante algún tiempo. Hacíamos intensas gestiones para que nuestro pedido entre a trámite en el congreso, pero siempre la misma cosa: al Congreso Nacional le asustaba la reacción de Esmeraldas frente a nuestro pedido de Provincia. Un buen día, el jefe de bloque del partido mayoritario en el Congreso Nacional nos convoca para transmitirnos su posición: “Ustedes arreglan el tema con Esmeraldas y nosotros atendemos inmediatamente su pedido; eso sí, debe venir firmado por los dos lados.” También puso otra condición: el Presidente del Comité debía pasar a filas de su partido. Es así como de militante Socialista, en menos de dos días pasé a Director del Partido Socialcristiano. Todo por la causa de la Provincia. En esas circunstancias se dio la firma de un acta por la que nosotros aceptábamos que la provincia nazca sin La Concordia, convencidos de que el tiempo se encargaría de hacer el resto. Monseñor Emilio Sthele era aún más radical. Él decía: “aunque los políticos nos dejen solo el parque central para nuestro nacimiento, el resto es cuestión del tiempo, tarde o temprano volveremos a reconstruir la región natural”. Y así firmamos. Hay personajes que encuentran en ese acto un motivo de traición. Pero el tiempo nos ha dado la razón. Era difícil el tema, pero estábamos decididos a asumir las consecuencias. Hoy puedes descansar en paz, la provincia está hecha y La Concordia está con nosotros, como lo avizoramos.
Finalmente, quiero agradecer a Galo Luzuriaga por habernos convocado a esta noble causa. Nos diste la oportunidad de realizarnos personalmente al volcar todo nuestro entusiasmo y nuestras capacidades a la causa de la provincia. Sin embargo, no siento que el trabajo haya terminado. A nosotros nos queda seguir pendientes de que lo que construimos juntos vaya por buen camino. Conociéndote como te conozco, estoy seguro que allá en el cielo ya estarás reunido con César y Modesto Fernández, con Hólger Polanco, con César Ramírez, Gustavo Domínguez, Tarsicio Grijalva y con el padre Gualberto, sesionando en el Comité Supervisor de la Provincia. En vida te preocupaste de la provincia hasta tus últimos días. Estoy seguro que allá habrás iniciado tu trabajo desde el primer día. Por nuestra parte nos comprometemos a seguir activos y esperando disposiciones de la superioridad. Tenemos claro que simplemente te adelantaste para preparar las cosas para que paulatinamente nos reagrupemos en el cielo. Porque ese es el sitio destinado para los que luchan.
Hasta pronto Comandante
Por: Jorge Yumbla León +
Para terminar les dejo una canción sobre esta provincia que si bien no es de este año, es reciente y fresca como esta provincia.
Por: Jorge Yumbla León +
Para terminar les dejo una canción sobre esta provincia que si bien no es de este año, es reciente y fresca como esta provincia.
viernes, 10 de abril de 2015
LA GEOGRAFIA ES DESTINO
Tomado del libro Dignos de una historia ( link a la dirección del libro)
A mis entrañables amigos atemporales
EL REGRESO
Había regresado desde Buenos
Aires, la capital del tango y el fútbol, a Santo Domingo, la capital del
comercio de ganado y lugar de residencia de mi familia. El semestre de mis
estudios de geografía terminó, y regresé para las vacaciones largas. Allá en la
Universidad de Buenos Aires (UBA) pasé 2 años, aplastado por los textos de
antropología, sociología, economía, geografía política, geografía urbana y otras
materias que el tiempo me permitía cursar, como la cátedra libre de marxismo, la
cual se complementaba con la asistencia a la Asamblea de Estudiantes de la Facultad
de Filosofía y Letras, y también con las marchas por la educación del 2005. Además
de la ‘Facu’, el tango, el rap, el cine, la bicicleta, la migración, la
discriminación y el fútbol, tenía a mis hermanos y a mis lindos amigos para sonreír
en los bonaerenses barrios de San Telmo y Caballito. Habían sido 2 años
intensos en lecturas, pero lejanos de mi pueblito y mi gente, sobre quienes
pensaba a menudo, como todo migrante, siempre soñando en verlo mejor.
Volví en bus, como había
planificado, y no en un aburrido y cómodo avión. En el recorrido pasé por la
tierra que perteneció al pueblo Quilmes, una de las tantas poblaciones
indígenas que desapareció por el abuso del Gobierno colonial y luego del estatal.
Estuve en Potosí para conocer la montaña con minas de plata que acabaron con la
vida de más de 9 millones de personas, como narra Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América Latina. Mojé
mi cuerpo en la heladas aguas del Lago Titicaca, me refugié del frío en la
Catedral de Cuzco, pase muy rápido por Lima, sellé la entrada a mi querido
Ecuador en Macará (desde donde me fui a Guayaquil), para finalmente ‘aterrizar’
en la tierra del viejo Bombolí. El viaje, que duró un poco más de 3 semanas, me
permitió tener una idea de nosotros, los sudamericanos andinos, y me alimentó
de energía para hacer algo en Santo Domingo.
MI
ENCUENTRO CON LOS TSACHILAS
Saciada la sed de amor
hogareño y pasadas las navidades, junto a 2 amigos ecuatorianos que también
estudiaban en Buenos Aires (Jerónimo Zúñiga, estudiante de cine, y Santiago
Burgos, estudiante de arte), nos trasladamos a vivir por un par de semanas al territorio
tsa’chila. La experiencia fue enriquecedora; me permitió saber que hay 7
comunas, cada una con su Gobierno, escuela y, por lo general, con uno o más ríos
contaminados. Conocimos entre otras cosas cómo suena su idioma, cómo son sus
casas hoy, cómo y en qué trabajan, y sobre todo, notamos el esfuerzo por
mantener eso llamado cultura.
Al inicio pernoctamos donde
el exgobernador Nicanor Calazacón. Ahí nos sorprendimos de no ser los únicos,
ya que a donde él llegan personas de la Sierra, Costa y Oriente. Arriban donde
él porque es un reconocido Poné o
sabio en medicina ancestral. En general, los tsa’chilas han sido desde siempre
reconocidos por su sabiduría en el uso de las plantas medicinales. De la comuna
Chigüilpe fuimos a la comuna Otongo, luego al Poste, a Peripa y al Búa. No
logramos ir a Naranjos ni a Congoma, pero nos llevamos una amplia visión de ese
grupo humano cuya lengua materna es el tsa´fiqui y se autodenomina nacionalidad
Tsa’chila
EL
PUPUSÁ
El inicio del año seguí viviendo
con esa alegría que dan las vacaciones y el calor santodomingueño. Antes de mi
regreso tenía la tarea de armar un libro sobre el cantón; mi padre ya había
publicado uno, pero de eso ya habían pasado unos años y era hora de que sea
actualizado en cifras y perspectivas. Para eso tuve que leer la Nueva Historia del Ecuador, editada por
Enrique Ayala Mora, una maravilla colección de trabajos sobre nuestro país. Revisé
los textos de Fernando López y de Patricio Velarde, los Planes de Desarrollo
Cantonal. En definitiva revisé y resumí todo cuanto existía sobre Santo Domingo.
Había que ir rápido, las vacaciones se acercaban al final y debía quedar lista
la propuesta. La oficina de mi padre funciona en ‘la esquina de los Víctor’. Así
la llamábamos por Víctor Chinachi,
maestro peluquero; Víctor Ramos, periodista; Víctor Hugo Arteaga, abogado;
Victor Abad, ingeniero ambientalista, y Víctor Torres, arquitecto. Los 5 estaban en el sector del Pupusa, entre la
calle Ibarra y el pasaje Calazacón. Para ser más exactos, nuestra oficina está
en el Edificio Riera, segundo piso, desde el cual se tiene una vista panorámica
de esa parte de la ciudad. Hacía poco que el estimado alcalde Kléver Pazmiño
había decidido retacear un espacio público y ‘rifarlo’ a los comerciantes
minoristas, con lo cual desapareció un espacio que fue un ícono de este sector
de la ciudad por muchos años. Me refiero a las canchas de vóley conocidas como
El Pupusa. Allí, cada tarde, cientos de personas se daban cita para que, en
medio de las ‘voladas’, dichos y colocadas de los jugadores, se termine el día.
Creo que esa fue la estocada final que asesinó de una vez por todas con la
familiaridad de pueblo que se vivía en el centro de la ciudad.
RADIO
FLAMA
Federico Pérez Intriago
quiso tantear el terreno político, por lo que decidió adquirir una estación de
radio en nuestra ciudad. Se supo que Patricia Rojas tenía en venta la recordada
PTC, de manera que con la asesoría del ‘Arqui’ Torres, muy pronto se cerró el
negocio.
Que mi padre estuviera al
frente de una radio daba un toque interesante a aquellos días; había que estar
pendiente de lo que pasaba en ella, escuchándola mucho, para que por ejemplo no
salga del aire. Daba gusto oír el noticiero de la mañana con Miguel Mena Villagómez
y Marianella Sánchez.
La voz ronca y cabreada
que ponía a veces Mena hacía imaginarse a un boxeador de peso pesado y tener
piedad del entrevistado, aunque sus entrevistas casi siempre terminaban con una
sonora carcajada. Pasaba que en el pueblo, de una u otra manera, todos nos conocíamos,
y la idea no era rematar a la persona sino dialogar, ¿para eso es la radio, no?
“Duro con los problemas, suave con la gente”, es uno de los dichos que me
agradan del ‘Arqui’ Torres y que, de alguna manera, marcaron la administración
de la radio.
EL QUE
MUCHO SE DESPIDE
Los amigos y la cálida noche
de Santo Domingo eran motivo suficiente para andar y desandar sus calles. Entre
el bar del ‘Pato’ Mosquera en la Pallatanga, y el Van Gogh (que había sido
recientemente inaugurado en el Anillo Vial), encontré nuevos amigos. Allí nos
reuníamos con Chiara, María y después Elisa, voluntarias italianas en un
proyecto de apoyo y rescate a los niños de la calle. También encontré a David,
un geógrafo que en ese tiempo andaba algo perdido de la geografía. Ellos, junto
con los viejos amigos, generaban el ambiente perfecto para soñar en un Santo
Domingo mejor.
Así, entre gente
entrañable y con tantas ideas en la cabeza, los días pasaron rápido y en
consecuencia llegaba la fecha del regreso a las aulas, lo que me provocaba una
sensación encontrada de tristeza y alegría. No todo es como uno quiere. Cuando me
había despedido de todos los amigos, sucedió lo inesperado. Luego de una
reunión familiar donde hablamos sobre los pros y contras de estudiar lejos, mi
hermano Paúl dijo que él prefería quedarse. Ese hecho lo utilizó mi padre para
poner su condición: o todos o nadie. Yo sabía que pesaba el tema económico y
entendí que una familia como la mía no podía soportar el incremento de gastos
que se presentaba. Se decidió que Quito es la opción de estudio para los tres
hermanos universitarios. Mis estudios en la capital debían esperar un tiempo hasta
que logre empatarme, por lo que tenía espacio para nuevas ocurrencias. Si
tocaba quedarse había que hacer que valga la pena, pensé. Con esta decisión, la
esquina de los ‘Víctor’ recibía un nuevo socio.
TSACHILA
PALAKENAE
Aprovechando la
posibilidad de tener acceso a la radio, emprendí el proyecto de hacer un
programa que incorpore una visión intercultural, donde se hable tsa’fiqui y castellano;
donde se hable de lo local pero sobre todo de los tsa’chilas, sus historias,
noticias, problemas y por supuesto de cosas positivas. Una vez conversada la
idea con Héctor Aguavil, en ese entonces gobernador tsa’chila, se inició la tarea
de capacitar a un grupo de jóvenes tsa’chilas. Hacer radio no es sólo poner
música, sino también hablar de cosas importantes. Eso que parece fácil suele
ser complejo de lograr porque requiere preparación. Marianella sacó a relucir
su calidad humana y su creatividad, así que tomó a su cargo la capacitación del
grupo. 3 meses más tarde estábamos al aire con el programa semanal Tsa’chila
Palakenae. El programa duró casi un año al aire y dijo mucho en su propia voz. Considero
que las jornadas de reflexión emprendidas con los jóvenes tsa’chila fueron un
importante aporte a la recuperación de su seguridad tanto individual como
colectiva, aparte de que se dejó la semilla del gusto por la radio en algunos
jóvenes, algunos de los cuales son parte de la radio que tiene la nacionalidad,
gracias a un proyecto del gobierno del ‘Mashi’ Correa.
UN
PLANO, UN CAFÉ, UN PARO
La oficina del Arq.
Torres ha sido sede permanente de interesantes discusiones sobre todo de
política local. Sin duda, allí llegan más políticos a conversar que clientes en
busca de un plano. Recuerdo una ocasión, varios años antes de 2006, que se
reunieron distintos partidos políticos con el fin de lograr una candidatura
única a la alcaldía, que lleve el compromiso de cumplir con un programa de
trabajo formulado en equipo. Gran idea, pero debido a los intereses propios de
los políticos, fracasó.
En ese año, el tema de la
provincialización volvió a agrupar a viejos conocidos; los impulsores de este
nuevo proceso de provincialización usaban la oficina como la sede donde, entre
café y café, se cocinaban los pasos a seguir para darle continuidad a una idea
que acababa de cumplir 40 años desde su propuesta inicial. Líder Olaya,
El momento fue propicio
ya que el sentir nacional era de cansancio ante la politiquería que cobró
varios presidentes en menos de 8 años y, además, se acercaban las elecciones
para presidente y diputados. Es en el momento de elecciones cuando los
políticos salen de donde quiera que se encuentren para asomarse por los medios
de comunicación; allí se reúnen con la gente y uno puede preguntarles —cuando
uno deja de aplaudir y empieza a pensar— por propuestas pendientes para el
futuro. Tal era el caso de la provincialización de Santo Domingo, un tema
viejo, pero siempre vigente en este territorio, un tema al que los políticos de
Quito le tenían miedo porque simplemente no sufrían el centralismo estatal y
por tanto no lo entendían. Para ellos, depender de Quito debía ser motivo de
orgullo, como si atravesar la Cordillera para visitar uno de los despachos de
la Prefectura o el Ministerio de Educación fuera la idea de un lunes soñado.
Este grupo supo leer bien
lo local y lo nacional. Siempre he pensado si Federico Pérez estaba consciente
de la poderosa herramienta que nos había dado. Aprovechando la radio se logró
posicionar nuevamente el tema de la provincialización, se sustentaron los
motivos por los cuales debíamos ser provincia, los logros a obtener, pero sobre
todo fue importante la socialización a nivel cantonal desde los distintos
medios de comunicación local. Las radios jugaron un rol importante, el
compromiso con el tema provincialización llegó al punto de tener, en varias
ocasiones, una transmisión radial compartida. Hicimos jornadas de presentación
del proyecto en colegios y universidades; realizamos propaganda radial y
televisiva; durante largas horas al aire se analizó el tema. Gracias a todo esto
se logró fortalecer el sentimiento de identidad hacia esta tierra, un
sentimiento que estaba ahí pero no era muy claro y requería ser puesto a la
vista. Mostrar la aceptación del tema era necesario para presionar incluso al
Gobierno Municipal, el cual temía realizar la consulta popular, primera
estrategia planteada para alcanzar la provincialización.
A ratos el Gobierno
Municipal también dudó, como cuándo se decidió organizar el paro cantonal para
exigir al Tribunal Supremo Electoral que cumpla los plazos para dar lugar a la
consulta popular. Allí jugó un rol importante Fernando Espín, a la sazón vicealcalde
del cantón. La estrategia estaba funcionando y una vez iniciado el proceso no
fue posible detenerlo.
Fue lindo trabajar con
jóvenes que se incorporaron a la tarea, como Mauro Tapia, Luis Reyes, Edison
Cordero y tantos amigos que encontraron en la provincia una causa que los
motivaba sobremanera. Cuando se ganó la consulta popular, me alegré de no haber
regresado a tomar yerba mate en Buenos Aires. Recuerdo de la llamada de un
argentino, que desde allá me preguntaba a qué estoy dedicado: “Che, estoy
haciendo una provincia”, le contesté.
NOS
VEMOS MAÑANA
A más de las reuniones de
provincialización, los talleres, los programas de radio y la preparación del
libro, por esas casualidades de la vida ese año pude conocer a un grupo de
personas sumamente interesantes. Una tarde, una simpática voluntaria italiana con
la que intentaba dármelas de galán, me presentó a sus vecinos y me encargó
entretenerlos mientras ella se desocupaba. Se trataba de los miembros de la
Asociación de No Videntes Luz y Sombra. Su sede estaba en la Av. Quevedo, en
las aulas que tenía el Sindicato de Choferes junto a su gasolinera. Todo en ese
salón llamaba mi atención —si es que eso es posible decir—: el lugar, la
oscuridad, el amontonamiento, la falta de ventanas y, sobre todo, la
personalidad de esas personas que, pese a su falta de visión y a su condición
de pobreza material, irradiaban amabilidad y ganas de vivir, factores que
realmente conmovieron mi espíritu.
Conocer la problemática
de las discapacidades es algo que todos los políticos deberían intentar en
algún momento para entender la importancia de eso llamado ‘población de
atención prioritaria’. Después de conocer
sus ideas, sus problemas, sus aspiraciones, sus proyectos y sus vidas, uno
queda estupefacto, lo que obliga a pasar de la teoría a la acción. Terminada
una jornada de trabajo con ellos, me despedí a gritos: ¡Nos vemos mañana!
“Por mi parte, no creo
que pueda”, me dijo uno de ellos, refiriéndose a su ceguera. Así son ellos,
sobrellevan con alegría su situación. A mí personalmente me sacan una sonrisa
pero, más que eso, me obligan a pensar en serio en cómo ayudar. ¿Por dónde
empezar, cuando hay tantas cosas por hacer? Jodida pregunta. Pero, como dice el
Arq. Torres: “los problemas llegan cuando uno está en capacidad de resolverlos”.
Tocó soñar junto a ellos en una idea que daba inicio a esta relación de
voluntariado inicialmente mía, y posteriormente ‘heredada’ a otros amigos y
familiares. Aquí otra vez la radio me permitió aportar en algo con este grupo. Organizamos
con los amigos y el personal de la radio una serie de cuñas basadas en hechos
cotidianos de sus vidas, que transmitían un mensaje de ‘visualización’ de la
problemática de los no videntes. Ese fue un granito de arena. Hicimos una
presentación artística con el auspicio del Gobierno de la Provincia, que resultó
en todo un suceso.
Sin embargo, la obra
seguía enterita. Al notar que la organización social de este grupo requería de
un fuerte apoyo que se escapaba de mis posibilidades diarias, tuve que buscar refuerzos.
Como caída del cielo llegó Megan, pero no es la del 30-S, sino Megan Munroe,
una voluntaria del Peace Corps que en
ese año vino a Santo Domingo y que, gracias a varias circunstancias terrenales
y supraterrenales, logramos que se vincule al trabajo con ellos por alrededor
de 2 años, en los cuales —entre otras de las actividades realizadas—, se buscó
una nueva sede para la Escuela de No Videntes. En esta escuela se puede
aprender movilidad, destrezas básicas, matemáticas, computación y a escribir y
leer en braille. Ante tan significativo aporte es increíble pensar que la
donación de un terreno —por parte del Municipio de Santo Domingo— para
construir la sede de la escuela tardó desde el 2006 hasta el 2012, aunque en
realidad no estoy seguro si en verdad se logró. Lo que sí estoy seguro es que
aún no hay una escuela para no videntes con sede propia y que, a falta de ese
terreno, se perdió la donación de recursos norteamericanos para su construcción.
¿Cuántos ciegos hay en el cantón? ¿En la provincia? ¿Bajo qué circunstancias
viven? ¿Qué tan cerca del ‘Buen Vivir’
están ellos? ¿Qué tan cerca estamos nosotros de ellos, de nuestros otros
santodomingueños? Recuerden estas palabras: ‘grupos de atención prioritaria’.
Conocer esta realidad fue otra experiencia que hizo que valga la pena haber
vivido ese 2006 en Santo Domingo.
LA
GEOGRAFIA ES DESTINO
Recuerdo una tarde soleada
en la oficina del Pupusa; estábamos, entre otros, con Galo Luzuriaga, hablando
de Santo Domingo y los años recientes de la colonización. Narraba con su
fortaleza característica de alguna vez en que debieron mostrarse fuertes incluso
ante los militares, con el fin de proteger la vida y las nuevas tierras ganadas
a la selva. En esa época que la ley podía sentirse lejana y se despertaba la
idea de un nuevo destino para esta geografía. Creo haberle escuchado decir
“porque la geografía es destino, esta rica geografía tiene como destino el ser
provincia”. Imagino que don Galo, entre sus lecturas y conversaciones alguna
vez conoció esa frase de Napoleón I. Esa frase que encerró una visión del mundo
de una época en la que se pensaba que no se podía cambiar una realidad debido a
su topografía, es usada por don Galo para decir lo contrario. Esta rica
geografía tiene por destino encaminarse, en este caso políticamente, hacia una
jerarquía superior que le permita a su vez asistir a una transformación de la sociedad.
Santo Domingo es distinto hoy al aquí recordado año 2006; igual de distinto e
intenso al de los años del Consorcio de Cooperativas de don Galo. Recordar el
año 2006 sólo nos sirve si pensamos en el futuro: ¿Qué pasará con los tsa’chilas?
¿Seguirán con ríos contaminados? ¿Con menos gente hablando tsa’fiqui? ¿Seguirán
siendo sabios en medicina ancestral? ¿Qué
pasará con el Gobierno local? ¿Logrará reducir el tiempo de respuesta a los
pedidos de los ciudadanos? ¿Lograremos construir el mundo del ‘Buen Vivir’ y
del hombre nuevo sobre esta geografía? Yo solo sé que el destino se hace mejor
con sabiduría y sudor y que deben ser sus habitantes quienes trabajen hacia ese
horizonte de mejores días. Hoy sigo lejos y no sé si por eso o por necio es que
continuo soñando con días mejores para mi Santo Domingo.
Tomado del libro Dignos de una historia
Por: Víctor Torres López
2014
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