lunes, 30 de enero de 2017

Génesis de la UTE

por: Víctor Hugo Torres Egas

En la campaña de 1979, el Lic. Galo Bayas, candidato a Diputado por el CFP, ofreció educación superior para nuestra ciudad.  Como sabemos, el CFP fue el gran triunfador en dicha contienda, lo que permitió que desde la Presidencia de la Comisión de Presupuesto del Congreso coloque una partida de ochocientos mil con esa finalidad. A Pedido del Diputado, el ITE presenta un proyecto de Extensión y a finales de 1980 se iniciaron las clases.
Cientos de jóvenes se distribuyeron en las carreras que se ofertaban: Desarrollo Rural, Agricultura Tropical; Electricidad, Construcciones Civiles, Recreación Infantil, Secretariado Ejecutivo. Un joven equipo de profesores  comandados por Salvatore Muru, Guillermo Castro, Guillermo Villanueva, Delia Spile se puso al frente del ITE.  
Todo iba bien hasta que nos enfrascamos en una guerra con el Perú. Como sucede en estos casos, el presupuesto se reforma para dar prioridad a los gastos de guerra, de tal manera que se suprimió la partida del ITE en Santo Domingo. El cierre era inminente; profesores y estudiantes sentían que eso representaba un grave perjuicio por lo que dejaron sentado ante la Matriz, que no permitirían el cierre, hasta que todos los estudiantes que fueron matriculados terminen su carrera.


Fuente de la fotografía página web de la Universidad Tecnológica Equinoccial

Luego de algunas escaramuzas, el ITE siguió funcionando y poco tiempo después se acogió a la reforma a la Ley de Educación superior que lo convirtió en Universidad. Mientras tanto, Arturo Ruiz Mora cumplió su ofrecimiento de donar treinta hectáreas al primer centro de estudios superiores que abra sus puertas en la ciudad; Italia aportó con laboratorios y equipos, el Consejo provincial con aulas lo que significó el fortalecimiento de este centro educativo, que nació en la antigua plaza de toros hasta llegar a ser lo que es hoy, albergue de cientos de estudiantes de la Región. 

Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 30 de enero de 2017


lunes, 23 de enero de 2017

Buen síntoma

por: Víctor Hugo Torres Egas

En la semana pasada se sucedieron dos hechos que nos indican que el pueblo y la democracia gozan de buena salud en nuestro Cantón. El jueves se dio una Asamblea para analizar los peajes y el viernes una marcha para protestar por acciones del Municipio local, sucesos independientes el uno del otro, pero que indican que Santo Domingo está vivo, que sabe expresar sus preocupaciones y que se puede ejercer el derecho de pensar diferente sin necesidad de ser irrespetado.

Marcha del viernes se realizó a pesar del mal tiempo. 
Fotografía de Diario La Hora edición 21.01.2017.
El jueves tuvo una destacada actuación la Cámara de Comercio, que condujo un tema álgido con  suficiente altura de  tal manera que sirvió para que se ventilen abiertamente inquietudes de la ciudadanía sin permitir que nadie lo opaque con proselitismos. Felicitaciones para Miguel Mena que se esmeró en la organización y la metodología. 
En horas de la tarde del viernes, varios ciudadanos se dieron cita frente al edificio Municipal, para expresar a viva voz su inconformidad unos con el cierre del Aeropuerto, otros para que se respete un proyecto de reubicación que lo consideran adecuado y otros porque el trámite de reubicación de los sitios de tolerancia no está siendo expedito. Los manifestantes fueron escuchados y se dialogó en busca de soluciones.

Es interesante comprobar que quedaron lejos los tiempos en que una manifestación era mediatizada por una contramarcha armada desde la Alcaldía. Qué bueno comprobar que hemos salido de los tiempos en que las autoridades vivían secuestradas por las organizaciones de comerciantes, al punto que en tiempo de campaña debían firmar un compromiso de no toparlos; que bueno saber que se superaron las épocas en que la ocupación de las calles, plazas y áreas verdes  se negociaban con las autoridades, como era en Alcaldías anteriores.  Ahora resta que se debatan las posibles soluciones entre todos los sectores.

Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 23 de enero de 2017

lunes, 16 de enero de 2017

La fábrica de ladrillos

por: Víctor Hugo Torres Egas

Con el advenimiento de la Revolución Cubana, los gobiernos de América Latina tuvieron que adoptar medidas para frenar de alguna manera la expansión de ese espíritu de cambio que se regaba por la región; en Ecuador se puso en vigencia el Proyecto de reforma Agraria y Colonización del que fue parte Santo Domingo y su área de influencia.

Una vez que la gente empezó a ocupar la región,  inmensas cantidades de madera salían al mercado  nacional, y era fácil suponer que cientos de familias iban a necesitar vivienda por lo que a la Dictadura que nos gobernaba se le ocurrió que en Santo Domingo se podía instalar un centro de abastecimiento de materiales para facilitar esa tarea. Sobre la estructura del Banco (BEV) y de la Junta Nacional de la Vivienda, se adquirieron tierras y se instaló un taller de carpintería y una fábrica de ladrillos.  


El BEV construyó Las Islas, Las Guaduas, Las Palmeras, Los Pambiles, aportando con el ingrediente técnico en tiempos en los que la construcción tenía mucho de improvisación.  Las ventanas, puertas, vigas provenían del aserradero y los ladrillos de la fábrica del propio Banco, sin embargo, dichos productos no penetraron en el mercado particular. Los Rosales fue el último proyecto de esas dos entidades en nuestra ciudad, antes de entrar en liquidación. La “fábrica de ladrillos más grande de América Latina” como fue bautizada en su época, no soportó los errores de concepción del proyecto, que al no tener la materia prima a mano, debía acarrear una parte de la vía a Chone y otra parte de la vía a Quevedo, con un incremento de costos desmesurado, que finalmente la hizo sucumbir. El Municipio compró las 25 hectáreas que ocupaba la fábrica y ha entregado lotes a diferentes instituciones locales.


Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 16 de enero de 2017

lunes, 9 de enero de 2017

Estamos de aniversario

por: Víctor Hugo Torres Egas

     
Un diez de enero de hace cincuenta años, la Asamblea Nacional Constituyente aprobó en primer debate la Cantonización de Santo Domingo para la provincia de Pichincha y de El Carmen para la provincia de Manabí, como respuesta al clima de hostilidad que se levantó entre las dos provincias por disputas territoriales. El municipio de Quito levantó su voz de protesta por el cercenamiento de su territorio mientras que la población de Santo Domingo ensayaba algunas protestas, que incluyeron desfiles por las calles de la capital, tratando de que la Asamblea revea su decisión. En ese clima de incertidumbre se pasaron algunos meses, hasta que en mayo del mismo año, en senda asamblea popular celebrada en uno de los cines de la ciudad, el pueblo de Santo Domingo decidió aceptar su cantonización. La Asamblea Constituyente procede con el trámite, aprueba en segundo y definitivo debate en junio y finalmente se publica en el Registro oficial el 3 de julio del mismo año. Sin duda que la figura de Cantón ha sido una herramienta importante para administrar el desarrollo de nuestra ciudad, aunque no es menos cierto que la magnitud del problema que representó el explosivo crecimiento rebasó la capacidad instalada en nuestros gobiernos locales.


El Gad Municipal anuncia un amplio programa de celebración que tiene su fecha cumbre en julio venidero. De igual manera, se conoce que varias organizaciones de la sociedad civil han tomado iniciativas en este sentido, lo que parece adecuado si se considera que hay muchas razones para celebrar cuando vemos que de una pequeña población hemos llegado a ubicarnos como la cuarta ciudad más poblada del ecuador, en apenas cincuenta años. Hay muchas personas a quien debemos agradecer  pero también hay la gran responsabilidad de proyectar el futuro del cantón.  

Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 9 de enero de 2017

lunes, 2 de enero de 2017

Feliz año

por: Víctor Hugo Torres Egas
@torresegas 


Coincide que con la llegada del 2017 el Cantón arriba a sus cincuenta años de vida. Desde la perspectiva histórica, no se trataría simplemente de la llegada de un año nuevo, sino que se marcaría el inicio de una  etapa distinta para el Cantón.

El proceso comenzó con gente trabajando para convertir la montaña en fincas productivas, lo que demandaba determinadas capacidades instaladas en la gente. Como  consecuencia de la concentración humana se produjo la conformación de ciudades y centros poblados y su correspondiente red de carreteras y servicios.  Las necesidades se fueron resolviendo con entusiasmo más que con formación profesional.

Transcurridos cincuenta años, la realidad ha cambiado radicalmente no solo en lo local sino en el mundo entero. Ahora existen nuevos problemas que resolver, que requieren de nuevos conocimientos y nuevas herramientas que solo pueden ser manejadas por una nueva generación. El último censo de población nos dice que desde el 2010 la mayor parte de la población de Santo Domingo es nacida aquí, lo que cambia la realidad inicial. Si a eso añadimos que un 40% de la población es joven estamos ante una realidad que nos debe hacer abrigar esperanzas. La nueva etapa del Cantón debe ser manejada con nuevos paradigmas, con visiones distintas, acordes con la nueva realidad. Allí radica la responsabilidad de las universidades  e instituciones del Cantón; de su seno deben surgir nuevas ideas y si es posible nuevos liderazgos que sean capaces de aprovechar las potencialidades de la región, en beneficio del Ecuador entero.


Entonces, el año que inicia debería marcar el cambio de rumbo, pero no esperemos que nos venga por generación espontánea; debemos trabajarlo y gestionarlo en conjunto, tanto autoridades como sociedad en general, pensando en que el desarrollo es tarea de todos. Bien vale entonces decir feliz año.

Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 2 de enero de 2017