miércoles, 27 de abril de 2016

Inquietudes


Inevitable sentir orgullo de la reacción del pueblo ecuatoriano ante el sismo que acabamos de pasar. Cuántas muestras de solidaridad, muchas de ellas en el grado de heroísmo, colocaron al pueblo por sobre sus mismas instituciones. Vivimos en una zona sísmica, lo que quiere decir que no será el último evento de esta naturaleza, por lo que vale la pena preguntarnos: ¿Aprendimos algo de los anteriores? ¿Estamos preparados para los que se vienen?

Los técnicos en seguridad hablan de tres momentos: antes, durante y después del evento.
Antes del suceso nos corresponde adoptar las medidas para minimizar los impactos, afinar las herramientas para una reacción inmediata, preparar a grupos de élite, instrumentalizar políticas públicas para incrementar los márgenes de seguridad, capacitar a la población en planes de contingencia. ¿Hicimos todo eso?
Durante el evento o dentro de los primeros días, deben aplicarse protocolos que permitan salvar el mayor número de vidas y en ese campo son importantes las herramientas, la tecnología, la planificación, el entrenamiento del personal. ¿Tenemos todo eso? ¿Estamos preparados para brindar atención a los sobrevivientes? 



Fuente: Cuenta Twitter de la Secretaría de Gestión de Riesgos, imagen de daños producidos el 26 de abril 2016 en el sector de Alluriquín


Después del evento viene la larga tarea de la reconstrucción. El Estado está tomando las medidas para que las escuelas, los hospitales, en general la infraestructura se recupere; los Municipios  harán lo suyo con respecto a las vías, a los espacios comunitarios, a las canchas; queda la gran tarea de reconstruir las viviendas. El Ministerio conseguirá recursos para financiar unos cuantos programas de vivienda y sus procesos demorarán tanto que cuando estén listos, la gente habrá construido su albergue provisional que se volverá definitivo. Pasada la conmoción del momento,  los pobres iniciarán de nuevo el ciclo de construir su vivienda en la medida de sus disponibilidades, solos, al margen del Estado. Todo indica que así será. 

Por: Arq. Víctor Hugo Torres
@torresegas

Artículo publicado originalmente en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 25.04.2016

lunes, 18 de abril de 2016

Ajustes necesarios

Ahora que el Estado se contrae, cientos de jóvenes santo domingueños retornarán a su pueblo expulsados de las empresas petroleras, del transporte, de las flores, de la construcción, cuando no del mismo sector público.

Mientras tanto, por una parte se constata que el sector privado de la Provincia ha sido incapaz de generar nuevos puestos de trabajo y de otro lado, los gobiernos locales verán disminuidos sus recursos más allá del 12% señalado inicialmente. Para completar el drama, el invierno se vino con furia.

Gobernar con todo a favor es fácil; es en los momentos de crisis cuando afloran los estadistas. Las actuales circunstancias nos van a demostrar de qué madera están hechas nuestras autoridades.

Es evidente que se impone la necesidad de hacer ajustes en los presupuestos, en procura de que la inversión se mantenga y que si algo se suspende, que sean actividades no generadoras de valor.

Como nunca el gasto público tiene que ser pensado en términos estratégicos, apuntando a que la gente pueda satisfacer su mayor necesidad que es la de tener trabajo. En ese sentido, la construcción es una fuente de ocupación de mano de obra no calificada que tiene que ser precautelada.

La eficiencia de un gobierno se mide por la cantidad y la calidad del gasto.

Sería interesante que el GAD Municipal tome las acciones para corregir el bajo nivel de ejecución presupuestaria que exhibe cada año; que el GAD Provincial se concrete a las obras que le competen, que junten esfuerzos para objetivos comunes, que desaparezcan acciones innecesarias, que se disminuya el gasto en publicidad. La crisis empuja a que nuestros gobiernos locales sean más eficientes, para por lo menos mantener el ritmo de crecimiento. En este momento de la economía es vital evitar que la inversión disminuya.

Por: Arq. Víctor Hugo Torres
@torresegas

Artículo publicado originalmente en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 18.04.2016



Patrimonio cultural



Se acerca julio de 2017, fecha en la que se cumplirán los primeros 50 años de vida como Cantón. Se cierra una etapa muy importante en la que fundamentalmente los ecuatorianos provenientes de todos los rincones de la patria sentamos las bases sobre las que se levanta la Provincia Tsachila. El porvenir se lo ve halagüeño entre otras cosas por el inminente recambio generacional que augura nuevas visiones de gente equipada con nuevas herramientas y con claridad respecto al camino por recorrer. Sin embargo, ese futuro tiene que erigirse sobre el reconocimiento a los forjadores de este pueblo y en ese sentido, vale la pena hacer un esfuerzo por precautelar las manifestaciones de esa etapa de nuestra historia.

Por ley, todos los bienes que superen los 50 años forman parte del Patrimonio Cultural del Cantón y en Santo Domingo existen varios bienes que entran en esa categoría. El edificio Hualpa data del año 60 y es la primera construcción hecha con hormigón. El primer edificio de los bomberos fue construido con el aporte de la ciudadanía, allá por 1963; la Casa del Pueblo tiene los mismos años y aunque ha sido remodelada varias veces, se han conservado sus rasgos originales; el Hotel Zaracay se inauguró por esos años; la iglesia matriz, el Banco de Fomento, la casa de hacienda de la familia Ruiz en el aeropuerto, varias casas en la Carolina, en el colorado, en la Padres de Familia, son algunos de los hitos arquitectónicos de esa época que vale la pena conservarlos para conocimiento de las nuevas generaciones.

Un primer paso puede ser el incorporar en nuestro Municipio un Departamento que asuma la tarea de inventariar y formular las políticas públicas que garanticen el rescate y la conservación de todos los bienes patrimoniales.

Por: Arq. Víctor Hugo Torres
@torresegas
Artículo publicado originalmente en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 11.04.2016

miércoles, 6 de abril de 2016

Peso político

Hasta hace poco era tradicional que el Presidente de la República reparta cheques con motivo de las fiestas de un pueblo así como que se instauren privilegios desde el Congreso, en función del peso político de un sector.

Cuando empezó este gobierno se anunció que se corregían la serie de distorsiones que tenía la elaboración del presupuesto del Estado; en su defecto se anunciaba el reparto de la riqueza nacional con espíritu de solidaridad y equidad, con énfasis en la planificación y en criterios técnicos.

Pese a los innegables avances en términos de planificación, no es menos cierto que hay grandes excepciones en las que de nuevo entra en juego el peso político de una región para merecer atención. Bien por Guayaquil que tiene su inmenso parque urbano con recursos del Estado; bien por la disputa para construir un nuevo puente sobre el río Guayas. Bien por Esmeraldas donde se ha construido un puerto pesquero, una vía perimetral, la vía al aeropuerto y una plataforma logística de primera; bien por Quito, Cuenca, Manta y otras ciudades que han recibido recursos más allá de los establecidos para el resto del Ecuador.

Fuente: Página Facebook del Dr. L. Olaya

El peso político de una región pasa por sus autoridades, pero también por la fuerza de la sociedad. Nuestro déficit de servicios requiere de ingentes inversiones del Estado, pero no hemos sido atendidos, lo que evidencia que no estamos organizados ni tenemos líderes. ¿Quién ha reaccionado frente al hecho de que en lo administrativo nos hayan reducido a una dependencia de Portoviejo? ¿Quién ha reclamado por la falta de colegios? Nos negaron la Universidad y no dijimos nada, así como no hemos dicho nada por la carretera hacia Alóag o hacia Quevedo, ni hemos hecho oír nuestra voz por La Concordia y por las parroquias rurales.


Por: Arq. Víctor Hugo Torres
@torresegas
Artículo publicado originalmente en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 04.04.2016