por: Víctor Hugo Torres Egas
@torresegas
Coincide que con la llegada del
2017 el Cantón arriba a sus cincuenta años de vida. Desde la perspectiva
histórica, no se trataría simplemente de la llegada de un año nuevo, sino que
se marcaría el inicio de una etapa
distinta para el Cantón.
El proceso comenzó con gente trabajando
para convertir la montaña en fincas productivas, lo que demandaba determinadas
capacidades instaladas en la gente. Como consecuencia de la concentración humana se
produjo la conformación de ciudades y centros poblados y su correspondiente red
de carreteras y servicios. Las necesidades
se fueron resolviendo con entusiasmo más que con formación profesional.
Transcurridos cincuenta años, la
realidad ha cambiado radicalmente no solo en lo local sino en el mundo entero.
Ahora existen nuevos problemas que resolver, que requieren de nuevos
conocimientos y nuevas herramientas que solo pueden ser manejadas por una nueva
generación. El último censo de población nos dice que desde el 2010 la mayor
parte de la población de Santo Domingo es nacida aquí, lo que cambia la
realidad inicial. Si a eso añadimos que un 40% de la población es joven estamos
ante una realidad que nos debe hacer abrigar esperanzas. La nueva etapa del
Cantón debe ser manejada con nuevos paradigmas, con visiones distintas, acordes
con la nueva realidad. Allí radica la responsabilidad de las universidades e instituciones del Cantón; de su seno deben
surgir nuevas ideas y si es posible nuevos liderazgos que sean capaces de
aprovechar las potencialidades de la región, en beneficio del Ecuador entero.
Entonces, el año que inicia
debería marcar el cambio de rumbo, pero no esperemos que nos venga por generación
espontánea; debemos trabajarlo y gestionarlo en conjunto, tanto autoridades
como sociedad en general, pensando en que el desarrollo es tarea de todos. Bien
vale entonces decir feliz año.
Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 2 de enero de 2017
un feliz año Victor, creo que es tiempo que pasemos la posta a los jovenes y que estos construyan los proximos cincuenta años,que no cometan los mismos errores como el último haber elegido un alcalde que nos recuerda el pasado,donde las obras se los realizaba en los espacios de los amigos,Quito y Guayaquil crecen dando soluciones a los problemas del día a día de la ciudad y nosotros cuando empezamos;el comite civico u observatorio es necesario para que haga un levantamiento catastral del pensamiento de nuestros jovenes y niños que es lo que desean de la ciudad en el futuro inmediato,somos un pueblo de alta produción, pero no se ve sus cosechas en obras para el buen vivir de su comunidad
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