por: Víctor Hugo Torres Egas
Una vez que la gente empezó a
ocupar la región, inmensas cantidades de
madera salían al mercado nacional, y era
fácil suponer que cientos de familias iban a necesitar vivienda por lo que a la
Dictadura que nos gobernaba se le ocurrió que en Santo Domingo se podía
instalar un centro de abastecimiento de materiales para facilitar esa tarea.
Sobre la estructura del Banco (BEV) y de la Junta Nacional de la Vivienda, se
adquirieron tierras y se instaló un taller de carpintería y una fábrica de
ladrillos.
El BEV construyó Las Islas, Las Guaduas,
Las Palmeras, Los Pambiles, aportando con el ingrediente técnico en tiempos en
los que la construcción tenía mucho de improvisación. Las ventanas, puertas, vigas provenían del
aserradero y los ladrillos de la fábrica del propio Banco, sin embargo, dichos
productos no penetraron en el mercado particular. Los Rosales fue el último
proyecto de esas dos entidades en nuestra ciudad, antes de entrar en
liquidación. La “fábrica de ladrillos más grande de América Latina” como fue
bautizada en su época, no soportó los errores de concepción del proyecto, que
al no tener la materia prima a mano, debía acarrear una parte de la vía a Chone
y otra parte de la vía a Quevedo, con un incremento de costos desmesurado, que
finalmente la hizo sucumbir. El Municipio compró las 25 hectáreas que ocupaba
la fábrica y ha entregado lotes a diferentes instituciones locales.
Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 16 de enero de 2017
Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 16 de enero de 2017
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