lunes, 16 de enero de 2017

La fábrica de ladrillos

por: Víctor Hugo Torres Egas

Con el advenimiento de la Revolución Cubana, los gobiernos de América Latina tuvieron que adoptar medidas para frenar de alguna manera la expansión de ese espíritu de cambio que se regaba por la región; en Ecuador se puso en vigencia el Proyecto de reforma Agraria y Colonización del que fue parte Santo Domingo y su área de influencia.

Una vez que la gente empezó a ocupar la región,  inmensas cantidades de madera salían al mercado  nacional, y era fácil suponer que cientos de familias iban a necesitar vivienda por lo que a la Dictadura que nos gobernaba se le ocurrió que en Santo Domingo se podía instalar un centro de abastecimiento de materiales para facilitar esa tarea. Sobre la estructura del Banco (BEV) y de la Junta Nacional de la Vivienda, se adquirieron tierras y se instaló un taller de carpintería y una fábrica de ladrillos.  


El BEV construyó Las Islas, Las Guaduas, Las Palmeras, Los Pambiles, aportando con el ingrediente técnico en tiempos en los que la construcción tenía mucho de improvisación.  Las ventanas, puertas, vigas provenían del aserradero y los ladrillos de la fábrica del propio Banco, sin embargo, dichos productos no penetraron en el mercado particular. Los Rosales fue el último proyecto de esas dos entidades en nuestra ciudad, antes de entrar en liquidación. La “fábrica de ladrillos más grande de América Latina” como fue bautizada en su época, no soportó los errores de concepción del proyecto, que al no tener la materia prima a mano, debía acarrear una parte de la vía a Chone y otra parte de la vía a Quevedo, con un incremento de costos desmesurado, que finalmente la hizo sucumbir. El Municipio compró las 25 hectáreas que ocupaba la fábrica y ha entregado lotes a diferentes instituciones locales.


Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 16 de enero de 2017

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