La mayoría de la población del
Ecuador vive en ciudades, por lo que el tema del transporte público alcanza la
condición de estratégico, si consideramos que es el mecanismo por el que miles
de personas pueden satisfacer su necesidad de desplazarse a su lugar de
trabajo, de educación, de intercambio, al tenor del ritmo que impone la vida
moderna.
Visto desde allí, un sistema de
transporte está directamente relacionado con el tiempo útil, por lo que al buen
trato, a la comodidad y al precio, hay que añadirle la velocidad de
desplazamiento. Hay ciudades en américa latina que alcanzan un promedio de
velocidad de 60 Km mientras en Santo Domingo se establece que nos movemos a un
promedio de 15Km/h, lo que determina que la sociedad invierte miles de horas
diarias en desplazarse, en lugar de dedicarlas a actividades provechosas.
Un sistema de transporte está
condicionado por algunas variables como la configuración de la ciudad,
topografía, densidad poblacional, calidad y cantidad de vías, estado del parque
automotor, cultura de la sociedad y capacidad instalada de la autoridad. En
este campo también hemos crecido por añadidura y es evidente que hemos llegado
al punto del colapso. El reclamo de la ciudadanía por la demora, el maltrato,
la competencia, el irrespeto, etc es plenamente justificado, pero su solución
es compleja. La Empresa pública de transporte ensayó en estos días una
propuesta de redistribución de las frecuencias, pero al parecer no tuvo los
resultados esperados. La verdadera solución radica en que el Municipio asuma el
control total del transporte, para privilegiar el servicio público, antes que
el lucro individual, pero que incluya también la articulación de las vías y la
construcción de otras. Como se puede apreciar, en este campo se va a necesitar
un proceso que va a tomar años.
por: Arq. Víctor Hugo Torres
Artículo publicado originalmente en diario La Hora Ecuador SantoDomingo 10.07.2016
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