por: Víctor Hugo Torres
Los pioneros en la construcción de esta ciudad tienen
el mérito de haber sentado las bases de nuestra institucionalidad. Soñaron
mucho pero trabajaron duro para concretar sus sueños. Uno de esos logros fue resolver el problema
de la energía eléctrica que demandaba la naciente ciudad que se iluminaba con faroles en sus
postes, lámparas a kerosene en las casas y con lámparas Petromax en sus locales
comerciales. Un primer salto lo dio un empresario cuando decidió adquirir un
generador y vender luz a sus vecinos.
Sin duda que la falta de
energía frenaba el desarrollo, por lo que se hacían gestiones ante el gobierno y
en el extranjero. Finalmente se halló eco en una Cooperativa de Kentucky,
Estados Unidos, que se ofrecieron a replicar su
experiencia. Con ese referente y con su apoyo material, se inició la
organización de la Cooperativa de Electrificación Rural Santo Domingo Ltda. que
alcanzó un éxito rotundo al brindar servicio a toda la región. Cada persona que
tenía un medidor a su nombre era socio de la Cooperativa, de tal manera que en
su apogeo, pasaron de treinta mil sus miembros.
Sin duda la Cooperativa de electrificación es el mayor logro tangible
del esfuerzo colectivo a juzgar por el servicio que brindó y por el patrimonio
que llego a acumular.
La llegada del Sistema
Nacional Interconectado marcó su fin. Inecel absorbió a la Cooperativa y por
alguna extraña razón entregó su patrimonio a la Cooperativa de Producción Santo
Domingo Ldta, constituida con alrededor de treinta miembros. Esa entidad inició
la construcción de un Centro Comercial que nunca funcionó y finalmente fue adquirido
por el Municipio. Cuando pase frente a la biblioteca Municipal puede admirar lo
que quedó de un gran esfuerzo colectivo que se liquidó en manos privadas.
Artículo publicado en diario La Hora
Ecuador Santo Domingo 13 de febrero de 2017
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