Vuelvo al tema Bombolí porque es un tema que se relaciona con temas que suelen parecer abstractos pero que son en realidad elementales en la naturaleza social del hombre. Por ejemplo temas que hoy se denominan como participación ciudadana, empoderamiento ciudadano, ejercicio de la ciudadanía, el derecho a la ciudad, no es en la práctica nada más que el esfuerzo de personas que se reúnen a organizar actividades con el fin de hallar una solución y poner manos a la obra a un problema de la comunidad en que habitan. Aunque seguro hay quienes dirían que es un grupo de personas que no tienen nada que hacer. De hecho es interesante reconocer el esfuerzo de aquellas personas, porque además de cumplir con sus tareas para conseguir para la sopa, ese grupo de gente se da tiempo para que hablar de esos problemas y temas que los gobernantes no ven o no quieren ver. Dar el paso de dejar de lado tiempo de descanso, la familia o el deporte para ocuparse de temas que afectan la sociedad es una cualidad innata de pocos pero que por suerte puede ser puesta en práctica por cualquiera con la sola voluntad de buscar a otro con quien dialogar, organizarse y actuar. Con esa lógica se construyó la primera red de agua para la ciudad, con la misma lógica se han creado establecimientos educativos, cooperativas de vivienda e incluso iglesias y hasta la provincia. La tradicional minga, ese esfuerzo comunitario para solucionar problemas es lo que hoy decimos ejercer ciudadanía, es mostrar empoderamiento ciudadano, es en muchos casos la defensa de espacios comunes en la ciudad, que viene a ser reclamar el derecho a una ciudad justa.
Vista del Bombolí, Foto autor y año por mi desconocido, tomado de panoramio.com |
Hay ciertas cosas que impulsan la organización social, normalmente sucede cuando aquellos que son remunerados para ocuparse de los problemas de la sociedad no cumplen con sus obligaciones oportuna y adecuadamente. ¿Y cuándo nadie da el primer paso? Suele pasar que los actores están débiles a las estructuras de poder, las que mediante mecanismos de control como evaluaciones, dependencia financiera limitan una respuesta normal a una problemática. Cuando esta situación es la regla, se corre el riesgo de que ese miedo a reclamar se transforme en una cotidianidad considerada normal que por una parte explica el que nadie dé ese primer paso, y segundo muestra que es necesario volver a despertar ese sentido innato a protegerse como comunidad.
El Bombolí representa a la vez la oportunidad de fomentar la discusión sobre la ciudad que se quiere, sobre esto me pregunto ¿Qué dicen los centros de estudios al respecto, que dicen las escuelas, los colegios, las universidades de la provincia Tsáchila? Los centros de estudios son un sector privilegiado de la sociedad que tiene la suerte, el tiempo y obligación de estudiar la comunidad, ¿por qué no hacerlo sobre la ciudad en que viven? ¿Quién sino ellos son quienes tienen la posibilidad de realizar actividades educativas, artísticas y científicas destinadas a analizar lo que pasa con el Bombolí y la ciudad? ¿A donde miran los profesores y estudiantes mientras se pierde un ícono urbano? ¿Quienes sino ustedes son los llamados a despertar el sentido de comunidad santodomingueña?
Este es entoces el tercer llamado.
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