Si
partimos de que la provincialización se planteó desde la fórmula de a mayor
presencia estatal, mayor posibilidades de desarrollo local, a los ocho años de
ser provincia podemos constatar que existe mayor presencia de infraestructura,
lo que nos lleva a afirmar que varios de los justificativos para su creación se
han alcanzado.
Hoy
contamos con nueva vialidad rural e
interprovincial, un hospital nuevo y otro ampliado, así como también nuevos
despachos ministeriales y judiciales que expresan el aumento de la oferta de
servicios desde el estado en esta región. Que La Concordia posea hoy la jerarquía
de cantón representa otro valioso logro en ese sentido.
Sin
duda el pueblo de Santo Domingo tuvo razón cuando planteo la premisa inicial,
pero no es menos cierto que no hemos alcanzado todavía el ideal del desarrollo
local y bien vale la pena ensayar algunas reflexiones sobre cómo aprovechar los
talentos recibidos para gestionar el progreso de esta provincia, en condiciones
de equidad social.
Es
preocupante el hecho de que miles de santodomingueños han dejado la provincia en
busca de oportunidades en otras ciudades e incluso en el exterior. Preocupa el
elevado nivel de inseguridad presente en la región. Preocupa que en diversos estudios
sobre pobreza urbana y rural elaborados por académicos y por entidades estatales
figuremos hoy como una región de intervención prioritaria, debido a nuestra
precaria situación. Cuando se constata que cientos de campesinos abandonaron el
campo en los últimos veinte años o cuando se puede apreciar que numerosos predios
rurales han sido puestos en venta es señal de que algo sucede. En estas
circunstancias vale la pena preguntarse, ¿El modelo propuesto para dirigir la
provincia es el adecuado? ¿Estamos generando esperanza para nuestros habitantes?
La
infraestructura es necesaria sin duda, pero falta plantear el fin que se le
quiere dar. La presencia estatal es importante así como la inversión privada,
pero ambas requieren de un talento humano que dinamice su accionar. Cuando
queríamos ser provincia, deseábamos una provincia innovadora, segura, eficiente,
solidaria, una provincia distinta, un ejemplo a nivel nacional y vemos que para
eso aún nos falta.
Hoy que
el mundo habla de sostenibilidad es necesario volver la mirada entre nosotros
para pensar en cómo involucrarnos en un desarrollo sostenible tanto rural como
urbano. Lograrlo requiere una alianza local donde lo público y privado reconozcan
que es posible hacerlo mejor, con calidad y respetuosos de la legislación
ambiental.
Es necesario
reconocer que lo agropecuario ya no es posible como hace treinta años y es preciso
un cambio. Salta a la vista que se vuelve estratégica la necesidad de agruparse,
como en tiempos de la colonización, lo que nos permitiría ser competitivos
frente al poder de empresas e inversionistas. Tanto en lo urbano como en lo rural
se requiere conocer experiencias exitosas que permitan estar al tanto de cómo
resolver cuestiones referentes a transporte público, seguridad, vivienda,
educación, entre otras en las que evidenciamos deficiencias.
Si
bien de la lista de los motivos para ser provincia ya hemos tachado un par de
ellos, aún queda tarea pendiente. Crear alianzas y formar capital humano acorde
a nuestros días resaltan como urgentes. Como vemos los ocho primeros años de
provincia representan un primer paso de un caminar que recién empieza y que
requiere de su aporte para llegar al destino de ser una provincia socialmente justa.
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Análisis de Víctor Hugo Torres López (@hugotapir), para Diario La Hora, Edición especial del 6 de Noviembre de 2015 con motivo de los 8 años de provincializacion.
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