Los santodomingueños se caracterizan por venir de lejos a construir su nuevo hogar en esta región. Esa necesidad de construir su territorio les obligó a sumar fuerzas con otros como él, es así como las invasiones de terrenos se dieron sobre la base del trabajo de un “grupo“ de personas, esta fue una de las formas más comunes para acceder a la posesión de tierras para vivienda, muy presente en la historia de esta ciudad; un siguiente momento son las cooperativas de vivienda, que se desarrollaron también sobre la base de la unión y el trabajo de sus socios. Pero la realidad de hoy, creada sobre la base del esfuerzo anterior ha dado sus frutos, los terrenos invadidos pasaron a convertirse en zonas urbanizadas unas con más servicios que otras,pero que en general poseen casas, calles y personas.
Conocer el nombre de los dos vecinos de la casa es posible?, parece fácil, pero conocer el nombre de los vecinos de enfrente, sumado a los de las 10 casas que rodean a la suya, ¿que tan posible es? ¿Imposible? y ¿por qué es así?, ¿somos individualistas o muy ocupados?. Parece que va mas allá, pero y ¿por qué sería importante conocernos?, ¿Qué fin nos uniría? La realidad presente en cada barrio crea su propia identidad, pero mantienen en común que contienen casas, calles y personas básicamente, porque como sabemos en la realidad santodomingueña no todos los barrios tienen veredas, así como unas calles son lastradas hay otras de tierra y hay unas pocas con asfalto.
Hoy los nuevos días traen nuevos retos, la construcción de nuestro territorio va más allá de lograr tener un predio (necesidad vigente y permanente) pero lo ya urbanizado exige ser construido otra vez y desde la minga de sus habitantes, hay mucho por hacer, pero antes de definir qué hacer, hoy se buscan manos capaces de dejar la comodidad de su casa para conocer a quien vive a nuestro alrededor, capaces de superar el individualismo para trabajar por su propio barrio junto con los vecinos. Conocernos es la primera tarea, observar de manera crítica el barrio es la segunda, arreglar lo que sea necesario requiere de organización y de manos, parece tarea difícil pero no imposible si recordamos que estamos construyendo nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestra vida.
Víctor Hugo Torres López
Febrero 1 del 2010
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