lunes, 28 de noviembre de 2016

Cualificar la política

por: Víctor Hugo Torres Egas
Con motivo del retorno a la democracia se promulgó la Ley de Partidos políticos. Las organizaciones de izquierda promovieron el voto de los analfabetos,  se eliminó la representación funcional y se instauró la obligatoriedad de que la participación política debe realizarse exclusivamente a través de los partidos políticos, para cuyo funcionamiento se destinó recursos del Estado, en el afán de que la participación no se reduzca a grupos económicos hegemónicos. Transcurridos cerca de cuarenta años, valdría evaluar si efectivamente se logró democratizar el ejercicio de la política.


Si analizamos las listas de candidatos, encontramos que no son pocos los partidos que han optado por gente que tiene popularidad, lo que habla a las claras de que su grupo no tuvo la capacidad de generar cuadros, ni que el tema de la ideología sea importante a la hora de colocarlo en su representación. Se privilegia el objetivo de ganar a cualquier costo, sin importar si el candidato estará en condiciones de ejercer el cargo con solvencia y autonomía, lo que evidencia que hay grupos que se reservan la capacidad de decidir y para eso utilizan a otros que solo servirán de comodines.

Mientras tanto, la ciudadanía se limita a contemplar los toros desde lejos, sin poder evitar que el ejercicio del poder sea patrimonio del grupo ganador de una elección. La ley de Participación ciudadana genera una serie de mecanismos para que la sociedad participe en diferentes instancias, pero es evidente que  es una instancia en proceso, que requerirá de años para que deje su rol de permanente demanda y asuma un rol más propositivo. Eso solo será posible cuando las necesidades básicas hayan sido resueltas para la gran mayoría. Por lo pronto, lo que nos queda es pedir más seriedad a las organizaciones políticas.

Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 28.11.2016

lunes, 21 de noviembre de 2016

Inquietudes sobre el Peaje

por: Víctor Hugo Torres Egas

La carretera Aloag-Santo Domingo forma parte de la red vial que debe estar a cargo del Estado central, por lo que desde su inauguración en 1963 hasta  fines de los años 90 estuvo a cargo del MOP. Eran años de vacas flacas por lo que su mantenimiento era precario, al punto que vimos con agrado la decisión del Consejo Provincial de Pichincha de asumir el compromiso de mantenerla operativa e inclusive ampliarla. Su financiamiento se aseguraba con la implementación de sendos peajes; con el paso del tiempo se vio que la medida empezó a dar resultado, ya no había los baches que caracterizaban a esta carretera, apareció señalización y muchas partes fueron ampliadas a cuatro carriles, lo que constituyó un alivio para los miles de usuarios que veían disminuir los riesgos.



Justo cuando ese problema estaba solventado, Santo Domingo obtiene su provincialización. Quizá entonces lo que convenía era pedir adherirse a ese  contrato a fin de dejar constancia que se mantenía la obligación de trabajar en los 98 kilómetros, 28 de los cuales estaban dentro de la naciente provincia, y asunto terminado, pero el GAD Provincial prefirió marcar distancias y muy altivo y soberano pidió que retiren el peaje y solicitó la competencia al Gobierno central.

Esa es una cuestión que debería ser explicada por nuestro Prefecto. Luego de haber contribuido por muchos años para que el contrato se cumpla, hoy se anuncia que empezamos desde cero. Vamos a hacer los estudios y vamos a concesionar esa vía a una empresa constructora que se financiará con un nuevo peaje. Alguien salió ganando con esta jugada, faltando por establecer si es Pichincha o es la empresa contratista; lo único seguro es que salió perdiendo Santo Domingo, porque los costos serán mayores y deberemos esperar las calendas griegas.


Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 21.11.2016

lunes, 14 de noviembre de 2016

Las redes sociales

por: Víctor Hugo Torres Egas
El afán de comunicarnos es inherente a la humanidad; en el proceso hay hitos que han potenciado esa capacidad. La imprenta, la telefonía, la radio, la televisión y ahora la internet han ido progresivamente rompiendo barreras de manera vertiginosa, al punto que hoy es posible estar conectados con el mundo sin mayor problema.

Quedó atrás la época en que eran pocos los que podían acceder a una información. Ahora, con el solo hecho de contar con un celular, hasta es posible convertirse en reportero desde cualquier sitio, en tiempo real, o ser el protagonista de la noticia con el uso de las redes sociales, verdaderas herramientas de la comunicación. Como toda herramienta, el provecho que se puede sacar de ella depende de quien la utilice. Es tal la cantidad de información disponible, que se necesitará criterio para diferenciar las cosas positivas en medio de la  publicidad verdadera o falsa,  de noticias tendenciosas, de banalidades o de intereses protervos.

Pero siempre queda la posibilidad de un uso racional. Ahora es posible encontrar aliados, en el rincón más impensado del planeta. Proliferan los grupos temáticos sobre  diversas ramas  y es posible recibir aportes de gente que posiblemente no conocerás en tu vida.




Nuestra joven región ha logrado un interesante desarrollo de su economía con el aporte del sector público y privado, aunque es evidente que en la parte social hay muchas deficiencias. Creo que hay una tarea pendiente en la naciente clase media, intelectual y académica, en regresar a ver a nuestro territorio como motivo de estudio. Le haría bien a nuestra sociedad el que se aproveche de estos medios modernos para integrar un tanque de pensamiento local que ayude en el diagnóstico y propuesta de soluciones a nuestra problemática. 




Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 14.11.2016

lunes, 7 de noviembre de 2016

Caminando en círculos

por: Víctor Hugo Torres Egas

Mientras para muchos el tiempo puede ser graficado como una línea continua en la que se distingue perfectamente el pasado del futuro, para nuestros indígenas el tiempo es una espiral, en permanente ascenso. Al parecer también existe la posibilidad de caminar en círculos y volver al pasado. ¿Será solo un fenómeno local?
Nos habían vendido la ilusión de que la Policía había cambiado mucho, también creíamos que ahora contamos con instituciones serias en temas de seguridad, pero la realidad nos mostró otra cosa.  Acaba de perderse una joven vida de una manera absurda, porque un oficial de policía entrenado con recursos del Estado, no tuvo la inteligencia para organizar un espectáculo público sin poner en riesgo a la gente. Ni que hablar de la pobreza dirigencial de los organismos de socorro.
En el sector judicial pasa algo semejante. Ahora tenemos edificios y equipos modernos; hay muchos más funcionarios que antes y muchos de ellos jóvenes, lo que nos hacía abrigar esperanzas, pero muy pronto adoptaron poses que nos regresaron al pasado. En Santo Domingo se ha visto a Jueces  presidiendo una Audiencia en pantaloneta, con aire juvenil, pero sin poder mostrarnos algo de la meritocracia que se supone lo llevó al cargo.   
En estos días de fiesta hemos regresado a la superada costumbre de cerrar las calles para dar paso a los afanes de alguien que tiene la peregrina idea de colocarnos en el ranking de ciudades que organizan algo gigante, aunque raye en lo absurdo.

Finalmente, en el tema político en el que la crisis de liderazgo es evidente, hemos constatado el regreso de los mismos. Subsiste la apropiación de los partidos por determinados grupos, subsisten los predestinados, pero no hay muestras de conocimiento del problema y de las posibles soluciones. Lo mismo de antaño. 


Artículo publicado en diario La Hora Ecuador Santo Domingo 7.11.2016